Nuestros hijos se miran en nosotros, para saber según nuestra reacción con ellos si lo están haciendo bien, o si son amados por nosotros.
Ejemplos:
- La situación en que el hijo o la hija lloran, y miran a mamá o papá, y cortan en seco el llanto, porque saben que los papás se enfadan si llora por eso. Quieren evitar que sus papás se enfaden con ellos, porque lo asimilan a no ser amados.
- El niño que cuando hace alguna trastada (rompe algo sin querer) dice en voz alta "claro, es que soy malo", y está repitiendo lo que los adultos le han dicho repetidamente cuando se porta mal. Ahora ya no hace falta que se lo digan, se lo dice él solito.
Si os fijáis, en estos dos ejemplos, lo que les llega a los niños es una imagen negativa de si mismos, que acaban interiorizando si este mensaje es el que les transmitimos normalmente los adultos que le cuidamos y educamos.
Imaginad que pudiéramos darle la vuelta a esto, como a una tortilla.
Que con la manera de tratar y hablar a nuestros hijos, les ayudásemos a que puedan ir descubriendo quienes son, con todo, sus virtudes, sus áreas de mejora, siendo realistas, y al mismo tiempo sintiéndose queridos sin lugar a dudas.
- ¿Cómo te sentirías si hubiera alguien en tu vida que te tratara haciéndote saber con certeza que hagas lo que hagas, te quiere? Bien, ¿verdad?
- ¿Y si además esa persona fuera sincera contigo para que tú puedas saber qué haces bien, y qué no haces bien, de manera que te dé valor y habilidades para afrontar las consecuencias de tus acciones?
Yo, si fuera de nuevo niña y tuviera alguien así en mi vida, me sentiría
segura, porque sé que
me ama simplemente por ser yo, y
no me daría tanto miedo equivocarme porque sé también que haga lo que haga, con sus comentarios esta persona me ayudará a ver los aciertos y a reparar los errores.
Sería una buena base desde la que yo podría explorar el mundo, aprender, descubrir quién soy...
Eso es precisamente lo que buscamos.
Revisar cómo nos relacionamos con nuestros hijos y alumnado para promover un
Autoconcepto realista, y una
Autoestima Sana que no dependa al 100% de la conducta, ni de los resultados que obtienen cuando hacen algo, sino de la sensación de que está bien ser quien uno es.
Si nosotros nos relacionamos así con ellos, ellos lo repetirán consigo mismos.
Acordaos del niño que os contaba al principio que decía "Soy malo". Ese niño empezará a sentir la diferencia entre hacer algo que moleste a alguien, y ser bueno/malo, querido/no querido. Os lo aseguro.
En el
próximo post, si os interesa, veremos ejemplos de situaciones que nos darán claves para generar estos Autoconceptos y Autoestima sanos.
Si te gustó, te agradezco que lo compartas con quien sepas que le va a ser útil.
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