¿Qué es el autoconocimiento?
¿De qué estamos hablando cuando
decimos que nos conocemos a nosotros mismos?
¿Nos referimos a nuestras características
de personalidad? ¿Conocernos quiere decir que sabemos entrar en nosotros mismos
cuando algo nos sucede, dialogar con nosotros en momentos difíciles? ¿Saber
cómo vamos a reaccionar o cómo nos va a sentar algo? ¿El autoconocimiento tiene
que ver con ser conscientes de nuestros puntos fuertes y débiles? ¿Tiene que ver
con saber reconocer nuestras emociones, y con darles una dirección en forma de
acciones constructivas?
¿Podemos conocernos, pero no
hacer nada al respecto con ese conocimiento?
¿Se trata de un conocer teórico,
de una lista de adjetivos? “soy generosa, nerviosa, alegre” o bien se trata de
un conocimiento más aplicado “cuando alguien me habla a gritos, me suelo enfadar
mucho y me entran ganas de gritarle también”, “Cuando me dicen que no a algo
que pido, me da vergüenza haberlo pedido”.
El cómo somos ¿es algo que no
varía y es para siempre, o cambia según pasan los años, las experiencias que
vivimos, según sea nuestro estado físico? Por ejemplo, ¿con el dolor crónico o
con una enfermedad crónica, somos los mismos?
Supongo que es todo eso, y más
cosas.
¿Cómo conocerme? ¿cómo saber de mí?
Primero, queriendo, teniendo ganas.
El primer obstáculo es el miedo a
lo que me pueda encontrar si buceo en mi interior. ¿Tenemos ganas de conocernos?
Nos vendría bien tener una actitud curiosa y bienintencionada hacia nosotros.
No queremos conocernos para “pillarnos en falta” ni para censurarnos. Hemos de
tener una actitud lo más abierta que permita recoger la información que aparezca.
Si hay miedo, si hay censura, si hay rechazo de nosotros mismos, no habrá
apertura para aprender de lo que nos encontremos.
A veces nos viene bien que haya alguien que nos señale lo que no queremos ver, porque nos duele o nos asusta. Y que nos ayude a aceptar características que no nos gusta admitir que tenemos “Me disgusta mucho tener que compartir”.
A veces nos viene bien que haya alguien que nos señale lo que no queremos ver, porque nos duele o nos asusta. Y que nos ayude a aceptar características que no nos gusta admitir que tenemos “Me disgusta mucho tener que compartir”.
Segundo, manteniéndome en contacto con otros
…estando en relación con los
demás, permitiendo que nos pasen cosas, y actuando ante ellas. Para conocernos debemos
estar en acción, los humanos nos hacemos a nosotros mismos a través de la
relación con los demás. Las relaciones más importantes son las que más
información nos pueden dar sobre cómo somos. Pero yo no desdeñaría tampoco la
información sobre nosotros que podemos extraer de nuestras interacciones con
cualquier persona cercana (vecinos, clientes, conocidos, personal de servicios…)
Tercero: Aceptando lo que aparezca y sacando conclusiones
Retirarnos con la información
recogida, para hacer una mirada en profundidad de lo que hemos encontrado. Analizar
y reflexionar, querer comprender qué me hace ser como soy. Este momento es
necesario, incluso para decidir si hay alguna característica que me hace daño.
Porque podemos transformar parte de nuestros rasgos a mejor. Si me trato mal,
puedo aprender a tratarme mejor. Si no me atrevo a hacer cosas nuevas, puedo
aprender cómo tomar riesgos dándome seguridad al mismo tiempo. Con trabajo,
dedicación, paciencia.
Cuarto: practicando la paciencia
…que es la cualidad de respetar
el ritmo de los procesos naturales. Ni el conocimiento de uno, ni la transformación
personal se producen rápidamente. No funcionamos así. Igual que no nos podemos resetear,
tampoco podemos instalarnos un nuevo software de personalidad, no
podemos cambiarnos de esta manera.
Somos nuestras experiencias y lo
que hemos hecho con ellas. Somos nuestra historia, y mucho más allá de eso,
somos seres llenos de posibilidades, que se hacen realidad con intención clara,
y con trabajo constante.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por participar.